Cuando el sol ya no está, el susurro de la nada crece, el sonido de una música triste resuena, es hora de revisar, es momento de reconocer la vida vivida, las oportunidades perdidas, los errores cometidos. La alternativa no es halagüeña, un sopor suave y tóxico encandila el alma y adormece la mente. El canto de sirena de la adicción se enseñorea del horizonte. El brillo blanquecino de la pantalla, el relato inacabable hecho de trozos de fantasía ilusa atrapa una atención sumisa y vendida al diablo de la comodidad y el sopor hipnótico de lo mismo.
Reconocer la vida equivocada, despertar del sueño, abrir las compuertas de lo inesperado, de lo imposible, un guiño al camino imposible, una apuesta por el reto que desempolva el espíritu y da alas a la esperanza. Tan sólo esto! clama la razón presa de una cordura sana pero mortal, y un poco más, un poco más que te lance a la eternidad, que haga soltar el lastre de lo que es dable reclamar como derecho innato.
Anchas avenidas recorren los senderos de la vida. Cruces y caminos, baches, curvas peligrosas, traen consigo descubrimientos que pueden calmar la sed de saber. Una silueta inmóvil buscando su punto de apoyo quiere colmar sus aspiraciones infantiles, busca y busca pero no le cuadran las cuentas, mejor sentarse a pensar aunque este ejercicio resulta hoy en día muy difícil. Una ruta planificada es tentadora pero tampoco permite salir del atolladero, sortear el temido fallo, nos obsesiona evitar caer por el hueco del pozo sin fondo de lo insignificante pero a la vez resulta muy tentador, tanto que secretamente hacemos lo posible para toparnos con él. Esta es la gran paradoja que la silueta inmóvil trata de asimilar.
La gente corre, los comerciantes engañan para vender, los políticos devoran cualquier atisbo de justicia a pesar de su adicción a los sueños de grandeza, los especialistas encumbrados en sus poltronas de saber, olvidan que lo que hoy es acierto mañana es error y como alertaba Sócrates, el mejor antídoto la aflicción resultante de esta dependencia es el saber del no saber.
Un mundo de expertos que saben mucho de casi nada e ignoran mucho más de casi todo. Esta es la fórmula magistral con la que estamos cavando la tumba de nuestra civilización. A su vez, este saber nos revela un universo fascinante cuya complejidad mantiene a la mente moderna extasiada, permanentemente inquieta cuando la mirada experta es capaz de, asomándose al abismo de su propia ignorancia, sentir un pasmo reverente ante lo que nos rodea. Sabiendo del no saber nos llama a la apertura y humildad, ingredientes vitales que mantienen las ventanas del espíritu abiertas y alertas.
Cuanto pesan las alforjas para aquellos que han de hacer el camino bajo el peso del aquel saber petulante que se olvida de su hermano gemelo!
Alarma infundada
Calla, calla, pájaro de mal augüero, protesta el sano sentido común apoyado en aquella idea optimista, que convierte la visión del Alma Bella, en la referencia para vivir, las cosas han mejorado y mejorarán, a pesar de la codicia que campa por sus anchas. El espíritu humano siempre ha sabido y sabrá sobreponerse a las peores condiciones. Deja de llamar al mal tiempo con tus predicciones apocalípticas y lánzate al mar de la vida y el compromiso, aunque sea desde el abismo de tu estéril espíritu hipercrítico. Lánzate puesto que, a pesar de todo, saldrás inerme de la prueba, total sólo se pone en juego tu vida insignificante y perder la vida no es nada nuevo si aceptas que todos la hemos perdido de antemano. No importa cual sea tu juego ni las tretas que utilices para salir airoso del órdago, tarde o temprano acabarás mordiendo el polvo de la tumba. Lánzate ya pues tu alma gemela ya lo ha hecho antes que tú y por mucho que quieras controlar su destino nada puedes hacer más allá de tu propio experimento.
Pasa el examen, paga el peaje, liquida tus deudas pendientes para así descubrir cómo dejar ser al ser, libre de cadenas, sin compromisos ni concesiones. La cadencia de una melodía que se resiste a ser recordada, y desde el olvido marca la pauta de los torpes movimientos de tus dedos recobrará el ímpetu necesario para perseguir la armonía soñada.