Patrón de interacción
Este patrón supone el encuentro de dos hipersensibilidades en lo que se denomina el ciclo de vulnerabilidad que genera un conflicto doloroso que implica a ambos miembros de la pareja.
El patrón de interacción se caracteriza por los intentos de encontrar un nivel satisfactorio de cercanía (intimidad) o distancia (autonomía), que cada miembro de la pareja necesita en la relación. Cuando la necesidad de un miembro de intimidad no es satisfecha usualmente empieza a presionar hacia el cambio a través de demandas emocionales, críticas y exigencias. El otro miembro de la pareja se retira a través de la evitación, la actitud defensiva, y la pasiva inacción.
El miembro de la parejas que desea más intimidad tiende a ser el demandante-exigente mientras que el que quiere más autonomía tiende a ser el evitativo .
El evitativo es hipersensible a la crítica y responde desconectando o cediendo para no entrar en conflicto; el exigente es hipersensible a la separación y responde criticando o exigiendo.
Hay parejas a en que los roles son rígidos, es decir un miembro es siempre el evitativo y el otro el exigente, otras veces se alternan en relación al tipo de problema que afrontan.
A veces, el rol que cada miembro de la pareja toma durante los conflictos depende de las características específicas de cada conflicto, a saber, quien quiere un cambio y sobre que tema se quiere cambiar y que tiene la carga del cambio. Por ejemplo, si la discusión es una en la que la mujer desea un cambio del esposo (de actitud, de conducta, de reacción, etc.), el marido probablemente expresará una actitud y conducta evitativa. Sin embargo, si el tema es uno en el que el marido quiere cambiar a la esposa, es más probable que ella mantenga la actitud evitativa. Este modelo surge porque la persona que desea un cambio siente de que depende de que su pareja cumpla con su demanda para conseguir el cambio, y así cree que deben involucrarse en conductas para provocar el cambio de la pareja, y por lo tanto se queja, exige y presiona. Por el contrario, el miembro que tiene la carga de hacer el cambio puede encontrar estos comportamientos exigentes invasivos, poco respetuosos, improcedentes, etc. y, por tanto, recurre a la retirada y evitación para reducir el conflicto y evitar el cambio
Estrategia exigente | Estrategia evitativa | |
Enfoque de la pareja basado en | la intimidad (o cercanía) | el respeto a la autonomía |
El Ideal de la pareja se funda en | el compromiso | la libertad |
Las necesidades se centran en | la entrega | el espacio propio |
Estilos de acción/reacción | activo | pasivo |
Escalada simétrica
El miembro exigente es hipersensible a la retirada del otro o a la falta de respuesta que cree apropiada (se siente ignorado, excluido, abandonado, rechazado, solo, no apoyado, no amado, o no tan cercano y conectado como quiere) y responde presionando para conseguir el grado de unión deseado (tiempo juntos, conversaciones íntimas, demostraciones de afecto, sexo, etc.) , y el otro miembro de la pareja es sensible a la presión de las exigencia o demanda (se siente agobiado, asfixiado, controlado) y responde retirándose (desconectando, abandonando, cerrándose) .
La naturaleza de esta interacción recibe el nombre de escalada simétrica: cuanto más uno se desengancha, más el otro necesita el contacto tranquilizador. Cuanto más uno presiona, etc., más el otro necesita el retiro tranquilizador.
Tarde o temprano esto deriva en un esquema de «ataque-evitación» o de “persecución-fuga”, uno de los miembro de la parejas no soporta al ataque (la queja, la culpa, la crítica, la ira, el reproche) y responde mediante la retirada, y el otro miembro de la pareja no soporta la retirada y responde atacando. Una vez más, la naturaleza de autopropulsión es clara. Mientras más enojado se siente uno más se retira el otro . Cuanto más se retira uno, más enojado se pone el otro, esto es la escalada simétrica que conduce a una situación tensa y frustrante que se experimenta como un círculo vicioso, un cul de sac.
En una pelea, el miembro de la pareja evitativo típicamente busca poner fin a la lucha o , al menos, tomar un tiempo fuera. El miembro exigente normalmente quiere seguir hablando, teme el fin del intercambio sin una resolución o que acabe mal.
En algún momento, y en algunos casos muy pronto , el miembro de la pareja exigente se frustra y cambia de presionar para conectar a reprochar por no conectar: » ¿Por qué estás tan a la defensiva?», «¿Cómo es que nunca me hablas?», «Vivir contigo es como vivir sol@», etc. Tales reproches crean un patrón de «ataque-fuga» (a menos que, por supuesto, el otro miembro de la pareja responda con ira en lugar de con la huída, lo que entonces puede desencadenar un patrón de » ataque-ataque»).
He aquí un ejemplo:
Berta (invita) : ¿Qué te parece si vamos a dar un paseo ?
Juan ( vagamente ) : Tal vez más tarde .
Berta ( fomenta) : Vamos. Vamos a ir ahora , mientras aún está fuera soleado.
Juan : Yo quiero leer este libro.
Berta ( insistiendo): Puedes hacer eso cuando lleguemos a casa. Vamos. Te sentirás diferente una vez que estemos allí .
Juan : Estoy realmente en este libro.
Berta: (presionando) : Bueno, está bien, pues no vamos acaminar. ¿Por qué no hablamos un rato?
Juan: No me apetece ahora .
Berta (iniando el ataque ): Nunca estás de humor para hablar.
Juan (se encoge de hombros): No empieces
Berta (expresando un temor oculto) : Admítelo – que simplemente no quieren hacer las cosas más conmigo , eso es todo, ¿no es así …
Juan ( mira hacia arriba por un segundo ) : Eso no es cierto .
Berta: Bueno, sí que es cierto . Eres como tu padre en la forma en que trata a su madre. Te estás volviendo como él cada vez más.
Juan ( mira a su libro)
Berta: ¿No vas a decir nada?
Juan : Yo no sé lo que puedo decir.
Berta ( sarcásticamente ): Podrías decir «Claro, vamos a ir a dar un paseo . ¡Qué gran idea! Gracias por sugerirlo. Siempre propones cosas divertidas».
Juan ( se ve infeliz).
Este tipo de diálogo puede continuar durante algún tiempo. En algún momento, y en algunas parejas muy pronto , el miembro de la pareja atacante piensa: » Estoy cansad@ de estar enojad@», o » esto está empezando a ir a ninguna parte», o» no me gusta lo quejica y necesitad@ que sueno, incluso a mí mism@», o «No se puede cambiar a la gente, especialmente a algunas personas» o «no se puede conseguir todas mis necesidades satisfechas por una sola persona, voy a llamar a mi hermana, etc.». Pensando estos pensamientos la persona atacante se une a la retirada dando como resultado un patrón de «retirada – retirada».
A veces, el miembro exigente se retira a propósito, lo que puede parece ser un patrón de «retirada – retirada» . Él o ella secretamente espera que el miembro de la pareja evitativo, se perderá el compromiso y comenzará a responder positivamente . Pero el miembro de la pareja que se ha retirado en general simplemente se alivia con la disminución de la presión y no hace lo que el miembro exigente espera .
Mientras que uno de los miembros de la pareja ha permanecido retirado, el otro miembro de la pareja se ha desplazado de «perseguir» a «atacar» a «retirarse». En algún momento , y en algunos casos muy pronto, este último miembro de la pareja de nuevo se angustia por la falta de conexión emocional y otra vez comienza la búsqueda, la exigencia, la demanda, lo que desencadena una repetición de la secuencia de tres partes . Las parejas pueden durar años repitiendo la secuencia de » perseguir – retirarse «, » ataque a retirar «, y «retirar – retirar» .
En algunos casos, sin embargo , el miembro de la pareja evitativo responde con ira: «¿Por qué siempre tiene que estar tan enojad@ por cualquier cosa ? «, «No me grites», etc.
En algunos casos, el miembro de la pareja evitativo es el primero en reponder con ira: » Deja de tratar de controlarme», » Déjame en paz!», «Dame espacio para respirar”, «¿No puedes hacer nada por ti mism@? «, » Eres la persona más necesitada que he conocido “, etc.
Cuando el miembro evitativo ataca el resultado es, el resultado es el patrón de «ataque – ataque » (si el otro miembro de la pareja se defiende ) , » ataque-persecución» (si el otro miembro de la pareja continúa exigiendo ), o «retirada-ataque » ( si el miembro de la pareja perseguidor es ahora el que se retira). Si nos fijamos en lo que realmente sucede de momento a momento , vemos que las parejas a menudo cambian entre varias fases.
En resumen, el patrón de interacción de las hipersensibilidades (el ciclo de la vulnerabilidad) incrementa paulatinamente el nivel de frustración y resentimiento mutuo llevando a la pareja inexorablemente a un tipo de conflicto que acaba erosionando la relación hasta su eventual extinción.
Las soluciones intentadas
Cuando creemos que estamos ante un problema, espontáneamente respondemos intentando solucionarlo. En la convivencia los problemas surgen cuando las diferencias entre los miembros de la pareja se juzgan como dañinas, o que perjudican los intereses, la felicidad, nuestro deseos, etc.
Usualmente las soluciones intentadas en el tipo de conflicto que analizamos son las siguientes:
- El evitativo vive con un lema, evitar los problemas y los agobios que acarrean, no le gusta la confrontación y para evitarla empieza cediendo, lo que tarde o temprano le lleva a la resignación, lo que se traduce inevitablemente en un agobio o un distanciamiento. El otro lo nota e incrementa sus demandas.
- El exigente tiene como lema, convencer y cambiar a los demás cuando estos no se comportan de acuerdo a lo que dictan los propios preceptos o necesidades. Cuando esto ocurre inmediatamente trata de cambiar al otro. Obviamente, como a nadie le gusta que le quieran cambiar, el exigente se encuentra con que el otro se resiste e incrementa su actitud evitativa.
- La lucha de poder. El escenario en el que transcurren estos incidentes es el de una batalla. Cada miembro de la pareja quiere salirse con la suya y ha de demostrar al otro cuán equivocado está. Se enzarzan en discusiones agotadoras en la que nadie sale venciendo, mas bien ambos salen perdiendo. La lógica guerrera que se instituye crea una actitud de enroque en las propias posiciones y el diálogo acaba convirtiéndose en monólogo, cada uno repite las mismas actitudes y argumentos
El detonante y el trasfondo
Las parejas discuten por muchos y muy variados motivos, celos, control económico, relaciones con las familiares, educación de los hijos, tareas domésticas, etc., en razón de ello, el patrón conflictivo siempre se inicia cuando un hecho o experiencia concreto se vuelve un detonante de la discusión. La pareja puede llegar a estar discutiendo horas o días por tal motivo, pero al hacerlo así, dejan de lado lo más importante, lo que denominamos el fondo de la cuestión que ineludiblemente gira alrededor de un sólo tema. Uno de los aspectos más importantes de la terapia es descubrir cuál es dicho tema y articular la estrategia que les lleva a realizarlo en la relación.
Los problemas serios surgen cuando estas discusiones derivan en enfrentamientos repetitivos, en los que se reproducen actitudes y se emplean estrategias rígidas que paulatinamente desgastan la relación y hacen que sus miembros acumulen frustraciones, resentimientos o se establezca una distancia entre ellos cada vez mayor (pérdida del deseo sexual, del interés, la comunicación desaparece, etc.).
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Estrategia de trabajo terapéutico
Primera fase: Co-construcción de una nueva narrativa o relato. Inicialmente esto se consigue mediante,
- empezar a cuestionar las versiones del conflicto vigentes en cada miembro hasta entonces, que usualmente giran en torno a interpretar como errónea o culpable la actitud del otro miembro, y justificar la propia actitud y comportamiento. Si se consigue esto, se deriva en,
– un darse cuenta de la contribución personal de cada miembro al problema, esto lleva a un relativizar las tensiones, un suavizar la actitud defensiva, lo que da paso a la
Segunda fase: La auto-consciencia de la propias fortalezas y debilidades produce un cambio que no acontece mediante buenas intenciones, ni técnicas preestablecidas de antemano, sino que emerge como fruto del compromiso personal con la verdad puesta de manifiesto sobre la auténtica naturaleza del conflicto.
Tercera fase: Aceptación del Otro como ser Real. Culminar esta fase puede llevar o bien al re-establecimiento y reconstrucción de la intimidad y la confianza entre la pareja, o bien a una despedida madura y amistosa, sin rencores, resentimientos ni victimismos, en el caso de que el conflicto preexistente hubiera cercenado la posibilidad del re-encuentro.