¿no escuchas los gritos de la Tierra?
¿no oyes el lamento de los árboles?
¿acaso no percibes el lloro de los ríos y mares?
¿no ves la mirada aterrada de las flores y animales?
¿no notas el triste y lastimero susurro de la brisa?
¿no sientes el asfixio de sus pulmones anegados de partículas pesadas?
¿Tan ciegos, sordos e insensibles estamos?
¿Tan estúpidamente encandilados por los cantos de sirena?
Calidad de vida, avances tecnológicos, desarrollo, riqueza….
¿Y los árboles talados, las especies extintas o casi?
¿Y los pájaros sin nido y los manantiales secos?
¿Puedes olvidar los ojos del rostro del niño famélico?
Ciudades convertidas en bocas de humo y fuego
edificios enfermos y calles sucias de hollín e indigentes
Nubes tóxicas, el alma dormida por los discursos
de los políticos esquizofrénicos
¿Tenemos salvación?
¿quizás si cambiamos de voto y de partido?
¿0 mejor, esperemos la llegada del nuevo mesías?
¿quizás si dejamos de una vez que la inercia suicida nos allane el camino?
Vientos de miseria, súplicas inútiles,
diablos con disfraces publicitarios pregoneros
del imperio de la codicia, nos empujan al abismo
y mientras, todos pegaditos al televisor,
adictos a los fuegos fatuos del culebrón
para dejar de pensar, de ver, y de oir…