Dirección y guión Eric Toledano y Olivier Nakache, (2011).
Premio César del Cine Francés, 2012 y Gran Premio del Jurado/Mejor Actor del Festival Internacional de Cine de Tokio, 2011.
Un canto a la vida y a la amistad en unos momentos en que lo contrario parece enseñorearse del panorama. Crisis existenciales, ecológicas, depresión económica, depresiones psicológicas están a la orden del día, un estado de ánimo asediado por la muerte parece el único protagonista, como el que nos muestra esta excelente drama cuya trama (inspirado en una historia real) se estructura en torno a la realidad de Philippe (François Cluzet), que un accidente que le deja tetrapléjico y le convierte en una metáfora de nuestra condición cultural social y psicológica actual.
En esto, aparece el contrapeso que viene, como no, de lo zona de lo marginal, el joven Driss (Omar Sy), un negro que en su negrura (la sombra junguiana), su falta de cultura y su actitud irreverente expresa, mejor que nadie, los valores que van de la mano con la tan necesitada actitud vital y desprejuicida que rompe todos los esquemas y con ello renueva la vida y la esperanza.
La química del encuentro entre ambos produce el “milagro”, dos personas pertenecientes a mundos antagónicos en todos los sentidos, se conocen mutuamente y por ello devienen uno. Un mismo corazón que late ante la vida y que espontáneamente encara las dificultades sin concesiones al victimismo ni a la impotencia.
Recomendada pues para contrastar ánimos ensombrecidos y para recuperar aunque sea transitoriamente, la confianza en la vida y la verdad de aquel dicho que reza, la liebre salta cuando menos lo esperas, se trata de que cuando salte no pierdas la oportunidad debido a tus prejuicios.