Dirección: Robert Guédiguian (2011)
Guión: Jean-Louis Milesi y Robert Guédiguian.
Festival Internacional de Cine de Valladolid, Espiga de Plata/Premio Público a la Mejor Película.
Un popular refrán dice “a los 20 años todos incendiarios y a los 40 todos bomberos”, este bello drama intimista, inspirado en el poema “La gente pobre” de Victor Hugo, ilustra bastante la verdad del refrán. Una pareja de maduros sindicalistas (Michel y Marie Claire) que en su día fueron luchadores natos, se encuentran ahora en el umbral del retiro, viviendo una cómoda vida burguesa en Marsella y a punto de cumplir un viejo sueño, un viaje al monte Kilimanjaro como recompensa por su larga vida activista. Aún son obreros, empero, y su consciencia de clase les plantea un serio dilema cuando son atracados y robados por un joven excompañero del trabajo, obrero también, ahora en paro y desesperado al tener que cargar con sus dos hermanos pequeños. Michel ve derrumbarse los valores “sagrados” por los que tanto luchó, al dejarse llevar por un odio arcaico hacia el delincuente y con ello siente cuestionada su existencia entera pues reconoce al mismo tiempo su “cómodo” aburguesamiento y la realidad del mundo, el actual, en el que la consciencia de clase parece haber desaparecido de la faz de la tierra.
La trama de los acontecimientos nos permite vislumbrar el nacimiento de una nueva solidaridad, quizás más real, aquella que parece sintetizar deber y amor, deseo y renuncia. Para ello han de afrontar los prejuicios de su círculo de amigos y familiares y arriesgarse en una decisión final que implica un giro radical a su existencia y les confiere un diferente e insospechado sentido a sus vidas. Esta parece ser la esperanza del director, Robert Guédiguian, hacernos sentir que aún es posible un resurgimiento del poder de la palabra “juntos”.