Carta de una paciente que llamaremos Carmen:
«Te voy a contar que me siento paralizada por muchos miedos. Miedos a veces irracionales, paranoicos y a veces simples y sencillos. Te doy ejemplos: tengo mucho miedo a salir con alguien y que sea un loco o un asesino y me encuentren tirada por ahí, miedo a ser violada, miedo a tomar un riesgo y salir con alguien que no conozco (sobretodo desde que estoy acá en Estados Unidos) porque ya ves cuanto loco y cuanta violencia ahi por acá, miedo al rechazo de alguien que realmente me guste, miedos irreales y tontos de que alguien me obligue a hacer algo que no quiero o no me gusta. Miedo a la muerte, miedo al amor, miedo al rechazo, miedo al sexo, miedo a la vejez y a la enfermedad, miedo a la soledad, miedo a la calle (veo a un extraño en la calle y me dá miedo), miedo a tener hijos, miedo a aprender a manejar.
Bueno pues prácticamente miedo a todo y esto se ha reflejado en mi vida diaria de unos años para acá. Casi desde que me vine a vivir a Estados Unidos, pero también en el DF me daba miedo salir. Entonces me encuentro aislada y sin vida social, aburrida y sola. De la casa al trabajo y del trabajo a la casa, pensando que en mi casa es el único lugar seguro en el que puedo relajarme y estar tranquila. Así que me he convertido como en una monja que nunca sale y que tengo como tres años sin tener buen sexo.
Este monstruo o entes malignos que son mis miedos me tienen paralizada y no me dejan vivir como yo quisiera, además de que me traen aburrimiento y soledad y la imposibilidad para mí de iniciar una relación con un hombre, ¿me entiendes? así que no sé que hacer para superarlos. Me doy cuenta de ellos y creo que algunos miedos tienen algo de reales porque no hay duda que vivimos en una sociedad violenta pero también sé que la mayoría de mis miedos son exagerados o imaginarios.
Pero no tengo la fuerza, no la encuentro como para sacudírmelos y decidirme a hacer algo al respecto, yo antes no era así. Antes me refiero a unos 8 años más o menos. En aquel entonces yo trabajaba de camarera y si conocía a alguien que me gustara lo suficiente salía con él. Una vez conocí a un inglés y la segunda noche que fue al bar me fuí con él y estuve en su hotel toda la semana. Más tarde él fue el que me invitó a Europa. Era yo más aventada, más arriesgada, pero ahora soy como una anciana que prefiere quedarse en su casa tomando chocolate y viendo películas viejas en la tele.
Esto también ha coincidido con el trabajo que hago porque desde que bailo como que agarré la idea de que hay muchos locos desequilibrados que van a los bares topless. Así que me volvi superprecavida, demasiado y mírame estoy en un extremo, diría yo paranoico. Así que no sé como hacerle. A parte de eso me he vuelto muy exigente con los hombres y bueno una de las cosas buenas de este trabajo es que hablas con ellos y creo que he llegado a conocerlos mejor y no me refiero a una imagen negativa de todos son iguales o nada parecido, sino más bien a la idea de que ya conozco sus personalidades, sus apariencias y sus ideas entonces esto me ha permitido descartar rápidamente aquellos que no están al nivel de mis requerimimientos.
En fin eso es algo aparte, de todas formas creo que esto es lo principal y hace como dos semanas tuve un sueño que hasta lo apunté pero fíjate que he tenido problemas de imnsomnio donde literalmente no puedo pegar el ojo toda la noche y anoche fue así y ahora me siento como que en las nubes. Gracias otra vez por todo.
Sinceramente Carmen»
Carmen,
De hecho hay un solo miedo real, los demás son imaginarios, tú misma lo mencionas: miedo a la muerte. Todo los demás miedos son diferentes máscaras tras las que el miedo a la muerte se esconde. Piénsalo bien, agarra cada miedo que me mencionas y desnúdalo, descubre la oculta presencia de tu terror más hondo, intenta ver la conexion que hay entre este miedo en particular y el miedo esencial, el de morir.
El miedo es además el primer obstáculo en el camino de conocerte a tí misma. Por tanto no queda mas remedio que plantar cara al enemigo fundamental. ¿Cómo? Convirtiendo a la muerte en tu amiga. Fácil de decir y muy difícil de conseguir pero es el único modo.
Eres un ser que va a morir y este es la única certeza en tu vida, lo demás es pura fantasía y la fantasía nos encarcela. Agarra cada miedo y dialoga con él, porque de hecho estarás dialogando con tu muerte. Cuando la descubras escondida en algún recodo de este u otro miedo en particular, procura hablar con ella, hazla tu mejor amiga. Se trata de que te des cuenta que le muerte es tu única consejera sabia. Cuando dudes, no sepas que hacer, no te atrevas, etc. pregúntale a ella, hazle caso aunque para hacerle caso tengas que echar por la borda tu exceso de equipaje.
Es más, examina tu vida entera poniendo como testigo tu muerte y deja que ella exprese su opinión acerca de cada uno de tus asuntos. Y si todo ello falla, escúchala por lo menos en el último y primer consejo que ella te dará siempre cuando estés enfrentando o viviendo una solucion dificil o que juzgas imposible, te dirá que sea cual sea la experiencia que vivas, si ella no te toca nada importa, lo único que cuenta es su toque, es decir que mueras, sino te toca significa que el don de la vida sigue presente y eso es lo único que cuenta.
Eres un ser que va a morir, si olvidas esta única certeza, te convertiás en una pequeña inmortal, y eso abrirá las puertas infernales a la neurosis y al sinsentido existencial. Sólo el pequeño inmortal que nos creemos hace que nos molestemos por tonterías, nos enojemos por absurdidades y nos pasemos la vida o mejor perdamos la vida con preocupaciones que a la luz de nuestra muerte inminente se nos muestran como nimiedades.
O sea, ten tu muerte presente, para ello pregúntate: «¿si estuviera a punto de llevarme la muerte, me preocuparía por tal cosa, me enojaría por aquella otra, esperaría por esto, seguiria aguantando tal situacion, seguiria viviendo de la manera que lo hago, etc. etc.?
La muerte nos enseña que no hay tiempo que perder, que nadie nos asegura que mañana estaremos contemplando este hermoso planeta, no hay seguridad alguna de que mañana seguiremos disfrutando del único don, de la única abundancia, que es el hecho de estar vivos….por eso dice el poeta «vive para morir y muere para vivir»…bella forma de revelar el íntimo lazo que existe entre muerte y vida. Como si de la percepción común que tenemos de ambas como las dos oposiciones irreconciliables, la muerte es lo más opuesto a la vida pensamos, tuvieramos que descubrir su misteriosa unidad, van de la mano, por eso solo el que es conciente de su muerte inminente vive, el que la olvida no vive, el que tiene miedo a la muerte también se lo tiene a la vida, por tanto, no vive.
Acabo con una cita del viejo chamán, Don Juan:
«Sólo la idea de la muerte da al ser humano el desapego suficiente para que sea incapaz de abandonarse a nada. Sólo la idea de la muerte da al ser humano el desapego suficiente para que no pueda negarse nada. Pero un persona de tal suerte no ansía, porque ha adquirido una lujuria callada por la vida y por todas las cosas de la vida. Sabe que su muerte lo anda cazando y que no le dará tiempo de adherirse a nada, así que prueba sin ansias todo de todo.
Un ser humano desapegado, sabiendo que no tiene posibilidad de poner vallas a su muerte, sólo tiene una cosa que lo respalda: el poder de sus decisiones. Tiene que ser , por así decirlo, el amo de su decisión. Debe comprender por completo que su preferencia es su responsabilidad, y una vez que hace su elección no queda más tiempo para lamentos y recriminaciones. Sus decisiones son definitivas, simplemente porque su muerte no le dá tiempo de adherirse a nada.
Y así con la conciencia de su muerte, con desapego y con el poder de sus decisiones, uno arma su vida estratégicamente. El conocimiento de su muerte le guía y le da desapego y lujuria callada; el poder de sus decisiones definitivas le permite escoger sin lamentar, y lo que escoge es siempre estratégicamente lo mejor; así cumple con gusto y con eficiencia lujuriosa, todo cuanto tiene que hacer».
Aunque sea solo esta cita léela durante unos dias, diez veces cada día. Apréndetela de memoria, conviértela en tu mantra u oración más íntima y verás como súbita o paulatinamente tus miedos cambiarán o lo que es mejor aún, cambiará la relación que tienes con tus miedos que es tanto como decir la relación que tienes contigo misma y con tu vida entera…
Con afecto,
JM