Dirección y guión: Tran Anh Hung
Sección oficial del Festival Internacional de Cine de Venecia, 2010 y del Festival Internacional de Cine de Toronto, 2010.
Si eres compatible con la estética oriental, su ritmo narrativo pausado, su predilección por un estilo comunicativo en el que los silencios son casi más importantes que lo dicho, disfrutarás mucho de este drama amoroso cuyo guión se basa en la novela homónima de Haruki Murakami (1949) (4 millones de copias vendidas), en el que las vicisitudes del amor, los flujos y reflujos del deseo y el tormento anímico, un infierno de locura y sufrimiento, por la pérdida del ser querido, conforman una trama hipnotizante, bella e intensamente profunda y ligera a la vez.
Por si alguien no lo sabe, el término inglés blues (de blue: azul) que forma parte del título, alude a un estado del alma dominado por la tristeza, la melancolía y la nostalgia. Y esta es la atmósfera que acompaña a las vidas de unos adolescentes marcadas por la tragedia de la muerte voluntaria de un amigo de infancia.
En el contexto histórico del Japón de los 60, asediado por las protestas y revueltas de los estudiantes, asistimos a la historia de unos amores teñidos de fidelidad suicida y de paciencia infinita. Una fidelidad y una paciencia que no son obstáculo para que el deseo, esta fuerza por antonomasia, misteriosa y aparentemente irracional del destino, siga tejiendo y destejiendo encuentros e instantes de dicha efímera y vitalmente necesaria.
La directora nos regala además una fotografía bella, que por momentos nos recuerda a la del genial Kurosava, y la canción de los Beatles, que da título a la obra, aparece de súbito desgranando una primera frase (I once had a girl, or should I say, she once had me…) que parece querer expresar ese estado peculiar del ser en el que somos tan poseedores como poseídos, tan protagonistas como víctimas impotentes, me refiero al deseo, hablo del amor…